3 jun 2015

Día nueve

Día 9.

Hoy me he despertado como un torrente y, de dormir acolchada en sus silencios, desparramo pletórica pedazos de miércoles a un ritmo indecente.Oteo la indiferencia y me hundo en la sordera más profunda, mientras en el mortero macero críticas hasta que el aburrimiento las funda.
Como mañana es fiesta, he decidido colocarme romero en las muñecas y pasear sin prisa. La vida es como tú quieras verla y me he puesto las gafas de los aumentos para dilatar la sonrisa de mis hijos y lo veo todo muy claro, al menos, de momento.

Veo a los idiotas y los resumo en la basura de mis desprecios y con los listos me elaboro mi propia enciclopedia. Detesto la vulgaridad de los aspavientos, los golpes en los muslos, el illo y, a veces, hasta el "miarma" y me enfadan los tangas al aire libre y tener que vivir siempre con la peineta puesta .Me molesta la tendencia maliciosa a tocar siempre las palmas y con los tacones de plástico darle cobijo a pitonisas y karmas y es de “guantá” y dos hostias regocijarse en la incultura auto complacida de las mentes cortas.

Detesto a los tiesos de compostura y vomito a diario las esquela de cualquier caradura y con el whisky de cinco años le hago una salsa al pollo y aún sigo comiéndome a los dos mil nazarenos del Gran Poder, aunque me parezca un rollo. Porque yo, con el Señor de Sevilla, irremediablemente lloro. Me gusta el papelón de chacina y el adobo del Blanco Cerrillo y soy poco de carretas, simpecaos y tomillo. A mí todo se me va en palios, ciriales y canastillas y eso… vete a buscarlo a dónde quieras, que sólo lo encontrarás en Sevilla.

Hoy la mañana está bonita, en el prólogo de un junio que huele a Corpus, custodia y balcones.

Y yo voy a ser feliz.

Por circunstancias o por cojones.

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